jueves, 10 de diciembre de 2009

La democracia asediada


En Honduras se produjo un golpe de estado. Las fuerzas armadas junto con civiles empresarios y dueños de medios desalojaron por la fuerza al presidente Manuel Zelaya, los dejaron en la frontera y le prohibieron volver. Entre ellos eligieron, al presidente de facto: Micheletti. Sofocaron a punta de pistola la reacción de los civiles de a pie, matando, censurando o encarcelando a quienes rechazaban esa “nueva democracia”. Este hecho mereció el repudio de todo el mundo, o casi todo. Zelaya mientras tanto intentaba volver a su país cosa que era impedida por el régimen golpista. Pasaban los días, los meses, hubo delegaciones de la OEA, de otros países vecinos, de EE. UU para encontrarle una salida, que era la reposición en el cargo de Zelaya y el llamado a elecciones. Los usurpadores siguieron con sus fechorías ante el repudio de casi todos los países de América Latina.
Zelaya logro entrar en Honduras y se asilo en la Embajada del Brasil, como presidente, los golpistas metieron mas balas y mantuvieron sitiada la sede diplomática.
Uno de los países, del que todos dudábamos, empezó a cambiar su postura y comenzó a cargar las culpas del golpe sobre Zelaya. EE.UU de esta manera comenzó a negociar con los golpistas una salida, las elecciones lo eran y fueron por ellas. Por supuesto, Zelaya y sus partidarios no quisieron avalar semejante reconocimiento a un gobierno usurpador. Las elecciones se realizaron gano uno de ellos, me refiero uno de los que avalaron el derrocamiento, con la pretensión de enseñarles al mundo que con elecciones amañadas pueden recibirse de  “demócratas” dándose un baño de legalidad. El Congreso hondureño, que insólitamente siguió “funcionando” resolvió no restituir en el cargo a Zelaya, luego de las elecciones. Ya esta, dijeron en el Imperio, hubo elecciones, la civilidad se expreso para nosotros esta todo bien, todo legal. Los miembros del MERCOSUR mediante una declaración leída por el presidente de Uruguay, Tabaré Vázquez, califica como inaceptables las graves violaciones a los derechos humanos y las libertades fundamentales cometidas contra el pueblo hondureño. El texto, emitido al término de la cumbre, denuncia que los comicios en Honduras fueron desarrollados en un ambiente de inconstitucionalidad e ilegalidad, lo cual constituye un duro golpe a los valores democráticos de América Latina y el Caribe.
Por supuesto EE.UU ya comenzó a diferenciarse al admitir que el recientemente “elegido” Porfirio Lobo, nunca tan paradigmático el apellido, fue ungido en elecciones.
Estos admiradores del golpe del nuevo siglo, son esencialmente antidemocráticos. Resulta que no contentos con salirse con la suya a costa del país y su pueblo, no le permiten a Zelaya ni salir de la Embajada del Brasil, ni exiliarse en Mexico que le habia ofrecido refugio. En nuestros pagos hace rato que varios pensadores, filósofos y opinadores todo terreno andan buscándole  sustento intelectual al surgimiento de este tipo de “nuevos golpes”. Ya se ha filtrado en varias tribunas de doctrina, a pesar de las reiteradas violaciones a la libertad de prensa, la idea de que en realidad no estamos en una democracia, sino en una monarquía donde el matrimonio presidencial hace lo que quiere desoyendo la voz de las urnas. Estas “nuevas ideas” van aglutinando a empresarios, partidos políticos opositores y medios de comunicación independientes, con el propósito  expreso de esmerilar el poder de la actual administración.
Hoy 10 de diciembre, Día Internacional de los Derechos Humanos, es un día de paradojas, porque, una parte de la ciudadanía se apresta a celebrar un juicio ético contra Martínez de Hoz, a falta de un juicio legal, un “cuadro empresarial”, el mayor responsable de la política económica que sumió al país en la mayor trasferencia de ingresos de los trabajadores al bolsillo de los empresarios, violando las libertades sindicales, interviniendo los sindicatos, desapareciendo o encarcelando a sus dirigentes sindicales. Sin mencionar la cuantiosa deuda externa. Integrante del gobierno dictatorial y genocida.  Todo esto con la vista gorda de partidos políticos, aun vigentes, medios de comunicación, aun presentes y cámaras empresarias, fogoneando para volver a ser ellos quienes decidan que se hace en el país. Precisamente estas tres patas se reúnen hoy en Rosedal, a celebrar el recambio legislativo, y el retorno a la democracia. Con varios objetivos no explicitados, el primero marcarle la cancha a los legisladores de la “nueva mayoría”: miren que el poder lo tenemos nosotros (Medios Empresarios y Cámaras empresarias), el segundo, al matrimonio gobernante: si utilizan el veto, un instrumento constitucional que tiene el poder ejecutivo y que los medios están tratando de galvanizarlo como una medida antidemocrática, como política de gobierno, vuelven las cacerolas. Para colmo Macri nombra como ministro de educación de la ciudad de Buenos Aires, aun partidario de esta “nueva democracia”, escribe Abel Posse: “Como quien tira el niño con el agua de la bañadera, los sospechosos supérstites del terrorismo se siguen vengando y humillando a las Fuerzas Armadas. Hoy somos ya un país indefenso. No tenemos ni aviones ni flota ni balas. No sólo perderíamos una guerra: perderíamos hasta un desfile. ¿Cómo no van a tener los ingleses la insolencia de pretender medio Atlántico Sur, como lo expresaron recientemente, si ven que la Armada argentina no tiene combustible ni para correr a los pesqueros depredadores? Como dijo Federico el Grande de Prusia: “Una diplomacia sin armas es como hacer música sin instrumentos”.
“Sin embargo, hay un grupo de políticos que aunque no estén unidos en un frente lo están en una conciencia de imprescindible reacción republicana. Todos ellos reflejan una voluntad de ruptura con la mala política, la corrupción y la mala gestión. Tanto Sobisch como Lavagna, López Murphy, Macri, Carrió, Rodríguez Saá, De Narváez, Sarghini y otros dan muestras de superar con sentido de servicio el sindrome nacional de abuso y beneficio personal del poder.”
“Tendríamos que pensar en grande, como lo hicieron tantos países después de la Segunda Guerra. Deberíamos hacer un corte con nuestras desdichas y proclamar la Nueva República. Dejar atrás para siempre la batalla perdida de Malvinas, la quiebra colosal de 2001 y el kirchnerato.
Hasta deberíamos convocarnos para una nueva Constitución. Porque para esto sirven las constituciones: para pactar un nuevo ciclo, un renacimiento, y dejar atrás la etapa fracasada y dolorosa. Esta Argentina triste, subdesarrollada, autodemolida, no da para más.”
Permiso voy a vomitar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario