Por Eduardo Galeano
Querido Stig:
Ojalá seamos dignos de tu desesperada esperanza.
Ojalá podamos tener el coraje de estar solos y la valentía de arriesgarnos a estar juntos, porque de nada sirve un diente fuera de la boca, ni un dedo fuera de la mano.
Ojalá podamos ser desobedientes, cada vez que recibimos órdenes que humillan nuestra conciencia o violan nuestro sentido común.
Ojalá podamos merecer que nos llamen locos, como han sido llamadas locas las Madres de Plaza de Mayo, por cometer la locura de negarnos a olvidar en los tiempos de la amnesia obligatoria.
Ojalá podamos ser tan porfiados para seguir creyendo, contra toda evidencia, que la condición humana vale la pena, porque hemos sido mal hechos, pero no estamos terminados.
Ojalá podamos ser capaces de seguir caminando los caminos del viento, a pesar de las caídas y las traiciones y las derrotas, porque la historia continúa, más allá de nosotros, y cuando ella dice adiós, está diciendo: hasta luego.
Ojalá podamos mantener viva la certeza de que es posible ser compatriota y contemporáneo de todo aquel que viva animado por la voluntad de justicia y la voluntad de belleza, nazca donde nazca y viva cuando viva, porque no tienen fronteras los mapas del alma ni del tiempo.
(Palabras de agradecimiento, al recibir el premio Stig Dagerman, en Suecia, el 12 de septiembre, 2010.)
Galeano fue distinguido con el galardón, llamado "Un día al año", por estar "siempre y de forma inquebrantable del lado de los condenados", por escuchar y transmitir su testimonio mediante la poesía, el periodismo, la prosa y el activismo, según el jurado.
Durante el acto de entrega, el autor uruguayo leyó fragmentos de su obra "El libro de los abrazos", que acaba de ser traducida al sueco, y participó en un coloquio con escritores de este país escandinavo.
El galardón, dotado con 50.000 coronas suecas (unos 6.900 dólares), fue otorgado por primera vez en 1996 y lleva el nombre de Stig Dagerman (1923-1954), autor anarquista y uno de los principales escritores suecos de la década de 1940.
Con él se distingue a personas y organizaciones que siguiendo el espíritu de Dagerman defienden la importancia y la accesibilidad a la palabra libre.
Stig Dagerman fue el niño prodigio de las letras escandinavas. Nacido en Älvkarleby (cerca de Estocolmo) en 1923, frecuentó los ambientes anarquistas suecos y se convirtió en un escritor habitual de sus publicaciones. Entre los años 1945 a 1949, de los 21 a los 26 años, escribió toda su obra: cuatro novelas, cuatro obras de teatro, un volumen de novelas cortas, cuentos, ensayos y poemas. Se suicidó en la ciudad de Enebyberg en 1954, tras cinco años de silencio literario sólo roto -dos años antes de su muerte-publico "Nuestra necedidad de consuelo es insaciable.. " esta pequeña obra maestra, una suerte de testamento vital que esperamos sirva de puerta de entrada al resto de su obra
"Estoy desprovisto de fe y no puedo, pues, ser dichoso, ya que un hombre dichoso nunca llegará a temer que su vida sea un errar sin sentido hacia una muerte cierta.
No me ha sido dado en herencia ni un dios ni un punto firme en la tierra desde el cual poder llamar la atención de Dios; ni he heredado tampoco el furor disimulado del escéptico, ni las astucias del racionalista, ni el ardiente candor del ateo. Por eso no me atrevo a tirar la piedra ni a quien cree en cosas que yo dudo, ni a quien idolatra la duda como si ésta no estuviera rodeada de tinieblas. Esta piedra me alcanzaría a mí mismo ya que de una cosa estoy convencido: la necesidad de consuelo que tiene el ser humano es insaciable."
gracias por publicar estas palabras de dos autores extraordinarios!!
ResponderEliminarteresa